jueves, 24 de agosto de 2023

Espérame sentado...

Espérame sentado…

Entiendo lo que quiso decir… y era un mandato que no pensaba desobedecer. Comenzó a quitarse la ropa que, de hecho, no era demasiada. Descubrí que su cabello era parte del vestuario. Desnuda, se balanceo de manera nada sensual. No era la mujer perfecta, pero aún así, tenía al alcance de mi mano el modesto compendio de mis sueños. Luego de una rara contorsión se acuclilló y permaneció como en trance. Dos alas de piel se desataron de su espalda. Salió por el balcón. Juro que no me moví, ni siquiera pestañé, me ordenó que espere sentado, y eso hice, como vegetal. Esperé, esperé y esperé hasta el calambre de mi sangre. Al segundo amanecer perdí la voluntad del movimiento. Al cuarto, un inquilino denunció que un olor nauseabundo emanaba del departamento.