sábado, 14 de noviembre de 2015


Espíritu alerta






Hospital Centenario, sala 11
Recién vengo del médico (galeno, matasanos, traficante de órganos). Me atendió después de esperar tres horas y media, sentado en un banco de 1945 que decía borroso “Perón Cumple”. Me indicó sacar la lengua un par de veces, me clavó los dedos filosos en el vientre, me auscultó la espalda y me dijo que respirara hondo y tosiera, también me golpeó un poco con los nudillos. –Estamos, me dijo cortante y no entendí ¿que estamos qué? En un momento pensé que el médico había faltado y éste era un extra o un actor de reparto que puso el sindicato UPCN. –Ya, vístase. Y estaba vestido al toque, bueno, me puse la camisa hawaiana. Se ubicó en su escritorio y empezó a prohibirme vivir. El tabaco, la trasnoche, el alcohol (sin especificar cosecha ni graduación), los dulces, el sedentarismo, las frituras, el café, el mate, los bizcochos de grasa y las bolas de fraile, la carne, el pan, el sexo (oral, escrito o porno). Nada de televisión, ni compu, ni radio, ni diario, ni fútbol, ni mala sangre, ni política, ni protesta, ni enojo o colas en cajas de bancos y supermercados. La esperanza de vida la expuso en la receta, decía en jeroglífico: una soga de seis metros. Me aclaró que se consigue en cualquier ferretería, no tiene cobertura por obra social. Y todo por escupir un poco de sangre de vez en cuando.  



Las peores guerras fueron el resultado de traductores falsos.


Ciclo evolutivo incompleto
Nacer, crecer, desarrollarse, divorciarse, morir.

Burócrata
-Disculpe la tardanza, señor Homo Sapiens.