domingo, 4 de junio de 2017

Ficción de microrrelatos de Junio.

 

La fuente móvil
Cuatro chorros finos de agua caen desde los bordes al centro después de dibujar una parábola despareja. Dan sobre la estatua indefinida de un niño asexuado. Ocho pibitos de la Villa Banana juegan dentro de ella, algunos desnudos como la efigie de mármol. Son felices. A pesar de la prohibición, se alivian de los 36º centígrados que aplastan la urbe. Los guardianes de recorrida miran para otro lado mientras se secan la transpiración de la frente.

 Hay que escribir microrrelatos, todo lo demás es cuento.


 

Esperanza

He decidido abandonarme, dejarme, huirme, sentirme, sentarme y esperarme.

 

Bodas de bronce
Una pareja sólida, fundidos de la mano. Llevan años inseparables y creo que aún se aman. Bajo éstas circunstancias, se ven perpetuados como monumento, aunque algo oxidados por la intemperie.


Movimientos sociales
Ahí, en la plaza del barrio, pasó algo raro. Fuimos a jugar a la pelota como todas las tardes y… ¡Oh sorpresa! la estatua no estaba. Quedo solo el pedestal y las huellas del general Perón marcadas hasta la parada del colectivo.


Las ciudades del futuro estarán hechas de escombros.


Primerizo
Mirando el horizonte del atardecer ondulado por la arboleda, observé como la tierra paría una luna anaranjada. Su reflejo temblaba en el río. En vez de crecer, se achicaba y rápido. Tornó del naranja al blanquecino con manchas grises en su carita y subía de costado como imitando un globo arrastrado por la brisa. Fue ese, el primer parto natural que me tocó asistir.