jueves, 30 de julio de 2020


Relatos apenas esquizofrénicos



Miseria espantosa   
 
Cuando las campanadas del reloj del palacio repicaban pasadas las doce de la medianoche, la joven delgada y andrajosa se encontró en la soledad del camino real junto a una calabaza, un par de ratones y una lagartija. Horas más tarde, fue sorprendida por la visita del hada madrina, pero ya no quedaban rastros del puchero.


Huelguistas

Jóvenes obreras abandonan los puestos de trabajo en la colonia y marchan por miles. Organizadas en comportamiento colectivo como suma de esfuerzos individuales. A paso enérgico, decididas, reivindicativas. Abriendo verdes senderos, venciendo obstáculos y territorio. No hay jefe ni capataz que se interponga. Movilizadas como un solo puño, hasta dejar desierto el hormiguero y desguarnecida a la reina.



Mono-ambiente


El lugar no ofrece comodidades pero me basta y sobra, no puedo pretender otra cosa. La limpieza es simple y rápida.
Cama para derrumbarme, baño justo, comedor con ventana al exterior y un ventanal interior, todo con rejas para la seguridad. Dos comidas al día y buena iluminación para la lectura. Los vecinos son complicados y si no te enredas con ellos, mejor.
Por el alquiler y las expensas no hay de qué preocuparse. ¿Cómo llegue hasta aquí? Bueno, le puse dos gotas diarias de rutina a su café y me entregue en la comisaría.