martes, 24 de julio de 2012

Fugaces

Hospital escuela.

-Lo asesiné- balbuceo preocupado el estudiante de medicina sin razonar que el cadáver ya estaba ejerciendo.


En un hospital de porquería, un abuelo se cago en la cama y pensó, aliviado, que había empezado a pagar por la atención recibida.

Denuncia.
Esta tarde me asaltó un pensamiento.
Pregunto si este suceso debo atribuirlo a la inseguridad reinante.


Fuga en banda.
Cuatro sujetos fuertemente desarmados, temiendo por su seguridad, huyeron del cementerio cubriéndose las espaldas con ráfagas de flores marchitas recién robadas. Pasado el inesperado episodio, las exequias del poeta continuaron sin sobresaltos.

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