domingo, 13 de enero de 2019


Vos del aire


Debí haber pasado página.
Debí dejar atrás el bardo de errores de la edad.
Debí haber oído pronósticos expertos que sugerían hasta ahí nomás pibe.
Debí de haber dejado quieto eso imposible que estalló un sábado, justo un sábado.
Debí haber dejado escurriendo lágrimas que pesaban en los hombros, como yunque. No me sentía bien. Vos y yo, jugando en frecuencias diferentes, en otros colores. Tal vez, en otro momento del viaje podríamos llevarnos, pero hoy no, ni mañana será tiempo para saberlo. Quedamos así. Cada noche, cada día. No, no debí haber dejado que el tiempo hiciera lo suyo. ¿Qué sabe el tiempo? Qué va a saber, nada.




Versículo apócrifo: Tardecita de verano en el Edén

Cuando se desató la tormenta, el señor, estaba ensimismado en sus cosas. Ordenó a dos arcángeles, también ocupados en sus cosas pero de inferior urgencia en la escala celestial, que fueran de inmediato y la aten y eso hicieron. Entonces se detuvo la tormenta, y allí no paso nada. Amén