lunes, 24 de junio de 2019



La casa olvidada



La casona de calle Maipú y Urquiza, frente a la aduana, tenía puerta de hierro de dos hojas, altas, pesadas, pintadas negro mate con picaporte de bronce  que simulaba una mano en puño. Cortinas blancas de lino con pliegues, para que no se pudiera ver hacia adentro a través de los vidrios. Umbral ancho de mármol y generoso zaguán con cielo raso curvado, algo descascarado. Ese efecto cóncavo tiene nombre pero no recuerdo cuál es. El zaguán era, de hecho, la frontera. Pendía del techo un farol colonial con lámpara de escasa iluminación (A sugerencia interesada de mi tía y su novio). Baldosas de rombos y paredes de mayólica con arabescos y flores azules de ocho pétalos. La puerta que daba al patio era de madera barnizada, también de dos hojas pero de altura normal, con cortinado de fibra traslúcida y un escalón de mármol a nivel del patio grande. De familia numerosa, vivíamos todos juntos, hasta que los casados podían volar y hacer la suya. De la casa, por dentro, no guardo imágenes en absoluto. Ni el patio donde jugaba con mis hermanitos, ni los baños, ni la azotea, tampoco de mi cuarto, ni siquiera el aroma de las plantas. Nada. Sé que tengo negación a pensarlo. En cambio, al zaguán lo vivo como si lo acariciara, con lujo de detalles, porque él murió ahí, de un infarto. Cuando lo vieron en el suelo, entre gritos pavorosos, lo levantaron y lo cargaron en un taxi rumbo a la vieja asistencia pública de Moreno y Rioja, ya sin signos vitales. Lo espere, que se yo por cuánto tiempo. No regreso a casa. En pocos meses, nos mudamos. Demasiado lejos como para seguir esperando.

4 comentarios:

  1. Qué preciosidad de texto, Eduardo!!

    Es increíble cómo funciona la memoria, qué registra y qué no, y qué lo determina. Me ha encantado el contraste de esa profusión de detalles del zaguán con el olvido de los otros espacios de la casa.

    Muy bueno!!

    Ya sabes, me encanta leerte

    Un beso

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  2. Gracias por pasar Alis, con tu amable generosidad. Sabes, siempre te leo aunque me cuesta comentar tus hermosos textos, porque son tan buenos que prefiero, a veces, no opacarlos con palabras insuficientes,pero siempre estoy. Abrazo enorme.

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  3. Un placer muchacho leerte tus textos son Sabrosos como el chocolate caliente!!!

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