La casa olvidada
La casona de calle Maipú y Urquiza, frente a la aduana, tenía puerta de
hierro de dos hojas, altas, pesadas, pintadas negro mate con picaporte de
bronce que simulaba una mano en puño.
Cortinas blancas de lino con pliegues, para que no se pudiera ver hacia adentro
a través de los vidrios. Umbral ancho de mármol y generoso zaguán con cielo raso
curvado, algo descascarado. Ese efecto cóncavo tiene nombre pero no recuerdo
cuál es. El zaguán era, de hecho, la frontera. Pendía del techo un farol
colonial con lámpara de escasa iluminación (A sugerencia interesada de mi tía y
su novio). Baldosas de rombos y paredes de mayólica con arabescos y flores
azules de ocho pétalos. La puerta que daba al patio era de madera barnizada, también
de dos hojas pero de altura normal, con cortinado de fibra traslúcida y un escalón
de mármol a nivel del patio grande. De familia numerosa, vivíamos todos juntos,
hasta que los casados podían volar y hacer la suya. De la casa, por dentro, no guardo
imágenes en absoluto. Ni el patio donde jugaba con mis hermanitos, ni los
baños, ni la azotea, tampoco de mi cuarto, ni siquiera el aroma de las plantas.
Nada. Sé que tengo negación a pensarlo. En cambio, al zaguán lo vivo como si lo
acariciara, con lujo de detalles, porque él murió ahí, de un infarto. Cuando lo
vieron en el suelo, entre gritos pavorosos, lo levantaron y lo cargaron en un
taxi rumbo a la vieja asistencia pública de Moreno y Rioja, ya sin signos
vitales. Lo espere, que se yo por cuánto tiempo. No regreso a casa. En pocos
meses, nos mudamos. Demasiado lejos como para seguir esperando.
Qué preciosidad de texto, Eduardo!!
ResponderEliminarEs increíble cómo funciona la memoria, qué registra y qué no, y qué lo determina. Me ha encantado el contraste de esa profusión de detalles del zaguán con el olvido de los otros espacios de la casa.
Muy bueno!!
Ya sabes, me encanta leerte
Un beso
Gracias por pasar Alis, con tu amable generosidad. Sabes, siempre te leo aunque me cuesta comentar tus hermosos textos, porque son tan buenos que prefiero, a veces, no opacarlos con palabras insuficientes,pero siempre estoy. Abrazo enorme.
ResponderEliminarUn placer muchacho leerte tus textos son Sabrosos como el chocolate caliente!!!
ResponderEliminarEl placer es mío Mucha, gracias por pasar siempre.
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