Mi
barrio
Pichincha es un barrio místico donde habitan señoras
que interpretan el significado de los surcos en las manos de las personas.
Otras, develan la vida a través de la borra del café en el fondo vacío de una taza. También vaticinan sobre el significado de las cartas según van quedando
expuestas en la mesa. Incluso, hay cierta pitonisa que dice ver el porvenir en
los pliegues del agua previamente vertida en un vaso, pero la más exitosa,
la celebridad, tiene una placa de bronce en la puerta de su consultorio. Esa es
la que lee los sueños.
Amor adolescente.
Ellos habían consensuado hacer el amor por primera
vez tras un fogoso debate de intereses y prejuicios. Inmediatamente, el joven
se sumerge en el mundo instantáneo de la pornografía. Su desvelo era ofrendarle
una maestría de amor. Ella lo consultó con su madre. La lluvia de la siesta los
acompaño hacia el lugar oportuno. El dejó evidencias de su remolino de pasión.
Ella le cobro doscientos pesos.
Liberado.
Frente al pelotón de fusilamiento, el capitán le otorgó
un último deseo.
-¡Quiero ser libre!- Gritó el reo con todas sus
fuerzas y así fue, después de los disparos, fue un cadáver libre.
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