Espíritu alerta
Hospital Centenario, sala 11
Recién vengo del médico (galeno,
matasanos, traficante de órganos). Me atendió después de esperar tres horas y media,
sentado en un banco de 1945 que decía borroso “Perón Cumple”. Me indicó sacar
la lengua un par de veces, me clavó los dedos filosos en el vientre, me
auscultó la espalda y me dijo que respirara hondo y tosiera, también me golpeó
un poco con los nudillos. –Estamos, me dijo cortante y no entendí ¿que estamos
qué? En un momento pensé que el médico había faltado y éste era un extra o un
actor de reparto que puso el sindicato UPCN. –Ya, vístase. Y estaba vestido al
toque, bueno, me puse la camisa hawaiana. Se ubicó en su escritorio y empezó a
prohibirme vivir. El tabaco, la trasnoche, el alcohol (sin especificar cosecha
ni graduación), los dulces, el sedentarismo, las frituras, el café, el mate,
los bizcochos de grasa y las bolas de fraile, la carne, el pan, el sexo (oral,
escrito o porno). Nada de televisión, ni compu, ni radio, ni diario, ni fútbol,
ni mala sangre, ni política, ni protesta, ni enojo o colas en cajas de bancos y
supermercados. La esperanza de vida la expuso en la receta, decía en
jeroglífico: una soga de seis metros. Me aclaró que se consigue en cualquier
ferretería, no tiene cobertura por obra social. Y todo por escupir un poco de
sangre de vez en cuando.
Las peores guerras fueron el
resultado de traductores falsos.
Ciclo evolutivo incompleto
Nacer, crecer, desarrollarse, divorciarse,
morir.
Burócrata
-Disculpe la tardanza, señor Homo Sapiens.