sábado, 20 de octubre de 2012
En
horas de fiebre acumulada.
Aviso (des) clasificado.
Vendo mi cuerpo. Lo vendo de
viejas heridas. También vendo lo que está sano, lozano, terso, y los pliegues.
Las piernas, ambas, de arriba a abajo y el teatro genital de operaciones,
completo. Se yergue bajo estímulos sencillos. El torso y el revés, los brazos, ambos,
el cuello y la zona frágil de lucidez, con pocos cabellos por fuera, casi
virgen de ética por dentro. Bastante flojo de papeles, apenas la biopsia
definitiva. En perfecto estado de putrefacción. ¿Qué valor tiene? Y no me
refiero al precio. Escucho ofertas.
Él le suplicó:
-Si me amas, déjame libre.
Y ella se bajo del taxi.
Para cruzar el río Paraná a pié,
hay dos caminos. Uno es el puente, el otro, hablar con un tal Moisés.
Si volviera a nacer, no cambiaría
mi vida en nada. En cambio, si volviera a morir, trataría de correrme a tiempo
de las vías. Digo, para que no tengan que estar juntando los pedazos y parecer
Frankenstein.
lunes, 15 de octubre de 2012
Retazos:
Propaganda
subliminal
Por
las noches, antes de dormir, León Trotsky leía a su nieto Esteban Volkov “El
mago de Oz y el martillo”.
Edicto celestial:
A partir de la fecha, debido a la
gran cantidad de acontecimientos desmesurados, quedan fusionados el infierno con
el paraíso, con retroactividad a la memoria de la configuración de la
humanidad.
Atado al borde
Mamá me consuela diciéndome que los fantasmas no existen. Él me dice que ella tiene razón, a lo sumo son sueños muy reales. Dejé de visitar al psicólogo siguiendo los consejos de mi madre, recientemente fallecida.
Híbrido
La industria automotriz se ha lanzado a perfeccionar un vehículo que no daña el medio ambiente, han logrado suprimir todo tipo de partes no reciclables. El resultado es revolucionario: Un cuadro, dos ruedas y un manubrio. El motor corre por cuenta y orden del comprador.
viernes, 5 de octubre de 2012
Poco pero insuficiente.
Sueño con la mujer imposible.
En su cuerpo despilfarro osados besos esta
noche, presintiendo que voy a despertar en cualquier momento.
Sujetos
perdidos.
El
avaro, estuvo esquivando la entrega de su alma durante un lapso de tiempo tal
que la mismísima muerte sucumbió ante la espera y decidió que permaneciera así,
padeciendo su infortunio. Por fin, sólo y entregado, se dejó secar hasta que su
ser no valía la pena ni siquiera para el olvido. Nadie reclamó el cadáver.
La gota que rebalsó el vaso, se queja
de llena.
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